En todo caso, delineaban molinetes. Como órbitas. Zarandeo para un meneo estancado en la raíz. Originadas y campantes en la misma tierra que será aliento de su ocaso. Sacudidas subversivas de viento negadas a la inmovilidad de un destino tangible. Eran parte de la naturaleza que queda viva entre los resquicios de una panorámica abandonada. Eran dos. Pero en La Santa habían sido muchos.
Me las encontré perfilando molinetes para su tango. Sin miedo a fallar el paso. Sin público. pero así dicen:
En el tango uno no se equivoca. No es como en la vida. Si uno se enreda, sigue bailando. Al Pacino, Scent of a woman. Fotografía: La Santa (La Rioja), noviembre de 2011.
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